image source: instagram @euge.etcheverry
Antes de rendirte, pensá bien en
lo que eso significa en tu vida. Según el diccionario, rendirse es someterse al
dominio de alguien o algo. Todos llegamos a un punto en el que deseamos
rendirnos ante los problemas, situaciones complicadas o grandes desafíos, como
si esto fuera el camino más fácil, someterse en vez de llevar las riendas.
Antes de rendirte, analizá bien
que te está llevando a tomar esa decisión. Muchas veces no encontrás el tiempo
para poder realizar tus proyectos, para cumplir tus sueños, para lograr las
cosas que deseas hacer con todo tu corazón, es entonces cuando te frustrás,
decidís que no podes seguir, y te rendís. En algunas ocasiones, te das cuenta
de que tu trabajo o tus estudios son mucho más difíciles de lo que pensabas, y en
vez de enfrentarte a ellos, te rendís. Varias son las razones por las cuales
tomas esa decisión.
Antes de rendirte, imaginá todo
lo que podes ganar si no te rendís. Cuando decidís enfrentarte a los problemas
y desafíos, y no dejarte dominar por ellos, arriesgas mucho. Siempre está la
posibilidad de perder algo, pero siempre, en todos los casos y, aunque no te
vaya como esperabas, algo ganás. Ganás experiencia, satisfacción, seguridad.
Cuando decidís no rendirte, crecés, te fortalecés, y vas a poder enfrentarte a
desafíos cada vez mayores.
En fin, antes de rendirte, pensá
bien en lo que eso significa, reconocé las razones por las que deseás hacerlo, pensá
todos los motivos que tenés para no hacerlo y, por sobre todo, pensá en el
futuro, cuando tengas que mirar atrás. ¿No vas a querer sentir la satisfacción
de nunca haberte rendido?
Esto lo escribí un poco para ustedes y también un poco para
mí. Estuve a punto de rendirme esta semana. Es más, había tomado la decisión de
hacerlo. Sin embargo, analizando las cosas, me di cuenta que no me quiero
rendir. Voy a cumplir mis sueños, incluso cuando parezcan imposibles de
realizar.
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